Seducción Empresarial

martes, 6 de noviembre de 2007

Si me pidieran una definición de mí mismo creo que diría: Soy un amante de lo que hago. Me gusta escuchar y ponerme en el lugar de los demás; me gusta ayudar a conseguir ilusiones hasta donde soy capaz; me gusta aprender, investigar, preguntar, cambiar y cuando no llego, me gusta compartir con otros amigos expertos sus conocimientos, a fin de poder ayudar mejor a mis clientes. En definitiva, me gusta ser útil y cómo no, ganar con ello y hacer que clientes y amigos ganen conmigo.

Hace algunos días, tomó forma algo que me estaba dando vueltas por la cabeza: la “culpa” la tuvo un cliente que me pedía la capacidad de persuadir a su equipo comercial para vender ocio, tiempo libre, lujo y bienestar.

Vender es algo que todos debemos hacer cada día, casi cada hora: con nuestra pareja, con nuestros hijos, con nuestro jefe, con nuestro equipo, con nuestros subordinados, con nuestros distribuidores, con los clientes, con los amigos, con...

Poniéndome en el lugar de mi “cliente” descubrí algo vital que existe en el interior de todas las personas: la capacidad de saber transmitir correctamente todo aquello que nos gusta, que nos da satisfacción y que deseamos para los que apreciamos de verdad.

Seguro que todos los lectores de este artículo durante su vida han vendido algo a alguien, por el solo placer de recomendar algo que les gusta: una película, el CD de un cantante, un coche o un determinado producto. Nuestros amigos escucharon las alabanzas que hicimos del mismo y a los pocos días lo compraron ellos también.

Recuerdo que este principio me lo enseñaron por los años 70 en un curso de ventas, pero... ¿soy capaz de vender convenciendo? ¿Soy capaz de motivar, de ilusionar, de mover?

Y dándole vueltas a este concepto me di cuenta que estaba frente a un nuevo reto:

LA SEDUCCIÓN EMPRESARIAL

Aunque la palabra seducir, como muchas otras, tiene varias interpretaciones tanto positivas como negativas, los significados que me interesa desarrollar en este momento son: “Embargar o cautivar el ánimo” de la Real Academia y “Seducir es una acción intencionada que se ejerce sobre una o varias personas para conseguir su adhesión” de Juan Antonio Rubio Sánchez.

Aplicar la seducción en el entorno empresarial debe ser un reto a conseguir en todos los ámbitos. Voy a enunciar algunas de las claves que considero imprescindibles en la seducción aplicada al mundo de la empresa:

Inteligencia:

Ten claro lo que quieres conseguir u ofrecer

En tu mente no debe haber dudas

Prepáralo y visualízalo con anterioridad

Emoción:

Confía en ti mismo, siente que lo vas a conseguir

Ofrece lo mejor de ti mismo

Sonríe, estás ofreciendo algo que te gusta y le gusta

Hazte indispensable

Atrévete a plantear tus ideas

Sé capaz de sorprender

No te vanaglories

Acción:

Planifica bien lo que quieres conseguir

Habla y sobre todo escucha, para saber lo que desean los demás

Utiliza la mirada y tu lenguaje no verbal

No agobies, dales tiempo para pensar

Contrólate y no quieras correr más de la cuenta

Procura conocer al otro y respétalo

Haz ofertas que no se puedan rechazar

Guárdate alguna carta en la manga

Rompe el ritmo

Sé paciente y ten constancia

Sé realista, no ofrezcas imposibles

Etc.

Seducir es atraer hacia uno mismo, sin dejar de pensar en los demás. Os pondré un ejemplo:

Imaginemos que somos los responsables de la decoración de una serie de tiendas franquiciadas, se acerca una fecha importante (el día de la Madre, por ejemplo) y hay que decorar todas las tiendas para tal ocasión: quiero los mejores escaparates y la mejor decoración interior para tal evento, terminado el día X y este es mi objetivo.

Para conseguirlo a la perfección debo tener muy claro lo que quiero y para ello deberé pedir consejo a mis decoradores más cercanos, a fin de crear y visualizar el resultado que deseo: lo primero que haré será saber a quién voy a dirigir esta decoración: a hijos de 10 a 60 años, de ambos sexos.

Evidentemente el poder adquisitivo es variado; no gastará lo mismo un adolescente que un empresario de éxito, deberemos pensar en distintos niveles de precios... pero todos quieren obsequiar a sus madres para tal fecha. El vínculo emocional de esta acción es decirles a nuestras madres, “yo también te quiero”.

Por lo tanto, el diseño tiene que seducir a los hijos y hacerles sentir la alegría que sentirán las queridas receptoras de sus regalos.

A partir de estas elementales bases crearemos las líneas de decoración interior y exterior, podremos hacer unos dibujos de las mismas y prever su coste en base a los materiales necesarios (seducir a proveedores).

Ya sabemos lo que hay que hacer y cómo, ahora deberemos poner a prueba nuestra capacidad de seducción a todos los decoradores de las distintas capitales donde hay que decorar las tiendas.

La comunicación será la clave y esta comunicación deberá transmitir un mensaje que los receptores sean capaces de sentir con toda su pureza.. No todos lo van a comprender perfectamente a la primera. En este caso la comunicación no será únicamente la de mandar unos dibujos, instrucciones y materiales, sino la de saber seducir a los decoradores para tal motivo y hacerles pensar en todos los hijos que desean agradecer mucho a sus madres.

Pienso que con un poco de imaginación por vuestra parte, os será relativamente fácil seguir con la historia, aún así todavía faltan aspectos importantes a tener en cuenta.

Deberé ser capaz de conseguir que todo el equipo se sienta importante, más allá del trabajo rutinario, más allá de la obligación; es necesario motivar, agradecer, puedo incentivar, premiar la mejor decoración, generar un álbum de fotos de todas las tiendas y pasarlo a todo el equipo, colgar las mejores en la Intranet...

Un trabajo, un proyecto, un deseo, pueden conseguirse siempre que seamos capaces de dejarnos seducir plenamente por ellos y a su vez tomemos el interés suficiente para poderlos transmitir, correcta y totalmente, a todos los interesados.

No tengamos miedo a utilizar nuestra capacidad creativa al límite: las cosas que hacemos cada día, son las más importantes de nuestra vida.

Por Ignasi Tebé
www.FormaConsultores.com

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