Consejos para poner fin a las reuniones eternas en el trabajo

domingo, 21 de diciembre de 2008

Existen reuniones de trabajo que uno nunca sabe cómo y cuándo terminarán, aunque se hayan preparado durante los días u horas previos a la junta.

Mientras el evento se alarga hay quienes ceden ante la presión de hablar en público fallando en su exposición; otros tienen rituales cabalísticos como morder un lápiz, alejarse de la mesa al momento de hablar o empezar su planteamientos con ciertas muletillas.

Sin embargo, una reunión de trabajo es una inversión de capital humano, energía y tiempo para conseguir un objetivo específico, y como dictan las reglas del sistema, hay que ser un tanto egoísta con estos recursos para maximizar sus beneficios.

En las reuniones hay dos tipos de actores: organizadores y participantes. Ambos deben cumplir funciones antes, durante y después de las juntas. Los organizadores deben aclarar los contenidos previos a la reunión y asegurarse de que todos los participantes entiendan el objetivo.

"Los participantes deben llegar preparados a la reunión, al menos informados sobre el tema a tratar. Durante la junta, la regla de oro para ellos es procurar en todo momento ser un aporte y evitar constituirse en meros escuchas. Posteriormente deben realizar lo que se les ha encomendado", aclara Alvaro Larraín, director de Dynamisa Consultores.

Para el ejecutivo, ambos actores deben enfrentar las reuniones dejando de lado aspectos emocionales que pudieran distraer, tales como largos y bonitos discursos que resulten poco prácticos. Deben, además, comportarse lo más objetivamente posible y ser en todo momento muy profesionales.

"Las juntas serán más entretenidas y dinámicas si son centradas: no se discuten problemas personales, nadie se va por las ramas y todos participan", recomienda Larraín.

TIPOS DE REUNIONES
¿Para qué junta al equipo?

Tener objetivos claros permite acortar el tiempo de las reuniones, evitar bostezos u hojas llenas de garabatos. De acuerdo al director de Dynamisa, Alvaro Larraín, existen tres tipos de encuentros definidos y su correcta aplicación permiten reducir considerablemente los tiempos invertidos.

La más simple es la reunión informativa, que es clara, corta y concreta: el organizador informa al equipo sobre una situación, acepta preguntas y concluye. Se pueden realizar todos los días es muy útil para direccionar el avance de la empresa y aunar los esfuerzos de trabajo.

La reunión de reflexión implica descubrir una solución a un problema y encaminar la conclusión en ese sentido. Tienden a ser más largas y agotadoras. Por eso, de acuerdo con expertos, este tipo de reuniones deben producirse, como mucho, una vez a la semana.

Finalmente está la reunión de decisión, en la que hay que tratar un problema definido previamente. Habrá que considerar los puntos a favor y en contra para luego ejecutar lo que parezca más pertinente. Esta, en ocasiones, puede ser una reunión no planificada formalmente y sirve para responder a los imprevistos que surjan en el camino.

EVITE LOS ERRORES MÁS COMUNES
¿Por qué algunas citas parecen que jamás van a terminar?

"La peor frase para dar por terminada un encuentro es 'la reunión terminó, pueden volver a trabajar', pues hay que hacerle entender a la gente que las reuniones son parte de su trabajo", explica Esteban Cisternas, sicólogo laboral de la Consultora Ascom. Según el entendido frases como la expuesta son un grave error. Los asistentes se preguntarán "¿Qué estábamos haciendo entonces?".

Los expertos aconsejan que la duración máxima de una reunión productiva debe ser de 90 minutos. Se pueden utilizar, además, herramientas tecnológicas para hacerlas más ágiles.

La gente no dice la verdad. La falta de confianza es una falla común que se acentúa por una cultura de negocios orientada a la culpa. A la gente le da miedo expresarse sinceramente por temor a posibles represalias o, simplemente, porque cree que sus opiniones no serán tomadas en cuenta.

Siempre hace falta información, lo cual genera aplazamientos en la toma de decisiones críticas. Antes de planear cualquier reunión hay que asegurarse de que los datos requeridos ya se han recolectado.

Los problemas que eternizan las reuniones de trabajo pueden resolverse. En serio. Indique con precisión la hora y duración prevista de la reunión e intente centrar el encuentro en los temas específicos para los que se han reunido.

Su responsabilidad es controlar, dirigir y centrar continuamente la reunión. Emplee el tacto y la educación para conseguirlo. Evite que algún participante monopolice la reunión. Agradezca su participación, pero dé paso a los demás.

Sea puntual, tanto en la hora de inicio como en la de finalización .Los asistentes se lo agradecerán. Demuestre que sabe controlar el tiempo y no pretenda que todas las iniciativas surjan en la reunión.

Para algunos puede ser difícil dirigir una reunión con 20 personas. Divida y vencerá. Que hayan demasiados participantes o estén mal elegidos afecta a la dinámica de la reunión. Trabaje con grupos reducidos; en la medida de lo posible, entre seis y 10 personas.

A manera de recomendación, cualquier intervención en un meeting debería seguir este esquema; introducción, desarrollo y conclusión. Muchos se entretienen demasiado en el desarrollo y no acaban de cerrar o concluir un tema.

Fuente: latercera.com